Recomendamos leer este interesante análisis del MAF José Abelardo López Muñoz, es un profundo estudio sobre la situación actual de las cooperativas en América Latina.
En muchas localidades de América Latina, las cooperativas de ahorro y préstamo se han convertido en los motores de la economía local y regional, no solo por facilitar el acceso a servicios financieros seguros, sino también porque las cooperativas distribuyen muchos beneficios sociales entre sus miembros y, además, generan sinergia socioeconómica que crear nuevas oportunidades para las nuevas generaciones; sin embargo, las cooperativas enfrentan grandes desafíos que se enfrentan en un entorno económico y financiero en constante cambio. Estos desafíos no solo ponen a prueba la resiliencia de las cooperativas, sino que también presentan oportunidades para innovar, mejorar.
Las cooperativas de ahorro y préstamo han sido durante décadas un pilar fundamental para el desarrollo económico y social de miles de comunidades. Han brindado acceso al crédito, fomentado el ahorro y ofrecido una alternativa inclusiva al sistema financiero tradicional.
Analicemos los problemas más relevantes de las cooperativas en América Latina:
Regulación y cumplimiento normativo
Acceso a financiamiento y liquidez
Competencia con otras entidades financieras
Gobernanza y gestión interna
Educación cooperativa, financiera y participación de los socios
Riesgo de crédito y morosidad
Regulación y cumplimiento normativo
La regulación y el cumplimiento normativo son desafíos significativos para las cooperativas en América Latina debido a diversos factores legales, económicos y sociales que afectan su funcionamiento y desarrollo. Estos desafíos varían según el país, pero suelen estar relacionados con la falta de un marco regulatorio claro, la supervisión inadecuada y la complejidad de las normas fiscales y financieras.
Este punto representa un problema debido, principalmente, a:
Las cooperativas a menudo deben cumplir con requisitos fiscales y financieros complejos que pueden ser difíciles de gestionar, especialmente para las cooperativas más pequeñas o menos sofisticadas; las obligaciones de auditoría, reportes financieros y cumplimiento de estándares internacionales de contabilidad pueden ser costosas y complicadas de implementar para muchas cooperativas.
En muchos países, las cooperativas no reciben el mismo trato que las empresas privadas o públicas, a pesar de su importancia social y económica. Esto puede llevar a un entorno desigual donde las cooperativas tienen menos oportunidades para competir en igualdad de condiciones.
Muchas cooperativas operan en un entorno regulatorio incierto o inadecuado. En algunos países, las leyes que regulan las cooperativas son antiguas, confusas o no están adecuadamente adaptadas a las necesidades actuales de estas entidades, además, la ambigüedad o la falta de claridad en las normas puede dar lugar a interpretaciones diferentes y conflictos con las autoridades regulatorias, dificultando la operación y crecimiento de las cooperativas.
Las cooperativas suelen enfrentar dificultades para acceder al financiamiento, ya que algunas regulaciones no reconocen su estructura organizacional particular y los bancos pueden considerar su modelo de negocio como de mayor riesgo, por otro lado las normas prudenciales impuestas a las cooperativas financieras pueden ser similares a las impuestas a los bancos, sin tener en cuenta las diferencias en su forma de operación y misión social.
En algunos casos, la supervisión de las cooperativas es deficiente debido a la falta de capacidad técnica o recursos en las entidades de control. Esto puede llevar a prácticas ineficientes o a la falta de cumplimiento de las normativas establecidas; por otro lado, en algunos países, las cooperativas enfrentan una supervisión excesiva que puede imponerles cargas administrativas desproporcionadas, limitando su competitividad y capacidad de innovación.
Situación por país
En Argentina, las cooperativas enfrentan un marco regulatorio que puede ser muy burocrático y costoso. Existen múltiples regulaciones a nivel nacional y provincial, y los requisitos administrativos pueden ser abrumadores. Las cooperativas financieras están sujetas a supervisión del Banco Central, lo que puede implicar costos elevados de cumplimiento. Además, las políticas fiscales son consideradas restrictivas para el crecimiento cooperativo, especialmente en lo que respecta a impuestos y regulaciones laborales.
En Bolivia, las cooperativas, especialmente las financieras, están bajo la supervisión de la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI). Las regulaciones incluyen estrictos requisitos de capital y cumplimiento, que pueden ser difíciles de cumplir para las cooperativas más pequeñas. Además, hay poca claridad sobre la aplicación de algunas normas, lo que genera incertidumbre en el sector.
En Brasil, las cooperativas están reguladas por múltiples leyes y entidades, lo que genera una carga administrativa significativa. Las cooperativas de crédito están sujetas a una estricta regulación del Banco Central de Brasil, lo cual puede ser positivo en términos de estabilidad financiera, pero también restrictivo en términos de costos de cumplimiento y acceso a recursos. Además, la complejidad del sistema tributario brasileño añade dificultades adicionales.
En Colombia, las cooperativas están
reguladas por múltiples entidades, incluyendo la Superintendencia de Economía
Solidaria, que supervisa las cooperativas de ahorro y crédito, y la DIAN, que
se encarga de la fiscalización tributaria. El marco regulatorio puede ser
considerado rígido y complejo, especialmente en términos de requisitos de
capital, cumplimiento financiero y reportes periódicos. Las cooperativas no
financieras también enfrentan desafíos regulatorios en sectores específicos
como el agropecuario y el de servicios.
En México, las cooperativas, especialmente las de ahorro y crédito, enfrentan un entorno regulatorio complejo y cambiante. La Ley para Regular las Actividades de las Sociedades Cooperativas de Ahorro y Préstamo impone estrictas normas de cumplimiento, lo que puede ser desafiante para las cooperativas pequeñas. La Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) supervisa estas cooperativas, lo que implica altos costos de cumplimiento y requisitos de capital, limitando la expansión del sector.
En Perú, las cooperativas de ahorro y
crédito están bajo la supervisión de la Superintendencia de Banca, Seguros y
AFP (SBS), lo cual implica requisitos estrictos en cuanto a cumplimiento y
capitalización. Esta supervisión estricta puede ser costosa, especialmente para
las cooperativas pequeñas. Además, las cooperativas no financieras también
enfrentan desafíos de cumplimiento debido a la falta de un marco regulatorio
específico para algunos sectores.
Acceso a financiamiento y liquidez
El acceso al financiamiento y la liquidez son problemas significativos para las cooperativas en América Latina debido a factores estructurales, regulatorios y de percepción de riesgo. Estos problemas limitan la capacidad de las cooperativas para crecer, innovar y cumplir con su misión social de manera efectiva.
En estos problemas destacan:
Las cooperativas a menudo no tienen acceso a los mercados de capitales tradicionales debido a su estructura jurídica y a la falta de instrumentos financieros diseñados específicamente para ellas; esto limita su capacidad para obtener financiamiento a largo plazo, necesario para inversiones en expansión o mejora de infraestructuras.
Muchas cooperativas dependen de las aportaciones de los socios para financiar sus operaciones. En tiempos de crisis económica o incertidumbre, las aportaciones pueden disminuir, reduciendo la liquidez interna y la capacidad de la cooperativa para operar eficazmente. La falta de liquidez interna también puede limitar la capacidad de las cooperativas para aprovechar oportunidades de inversión o responder rápidamente a cambios en el mercado.
Las cooperativas, por su naturaleza, tienen una estructura diferente a las empresas tradicionales. No tienen propietarios de capital, ya que los socios son al mismo tiempo los dueños y usuarios. Esta estructura puede ser percibida como menos atractiva para los inversionistas tradicionales y las instituciones financieras, que buscan retornos de inversión claros y garantías de propiedad, además la estructura de propiedad colectiva limita la capacidad de las cooperativas para emitir acciones o captar inversión externa, reduciendo sus fuentes de financiamiento a las aportaciones de los socios y los créditos.
Muchas cooperativas carecen de activos tangibles que puedan utilizarse como colateral para préstamos. Esto es particularmente relevante en el caso de las cooperativas agrícolas, que pueden tener activos no líquidos o de menor valor percibido por las instituciones financieras. La falta de garantías suficientes limita la capacidad de las cooperativas para acceder a crédito bancario o préstamos a tasas favorables.
Las cooperativas suelen ser percibidas como entidades más riesgosas por las instituciones financieras y los inversionistas, debido a la falta de familiaridad con su modelo de negocio y su enfoque en el bienestar social en lugar de la maximización de beneficios. Esta percepción de riesgo puede resultar en condiciones de financiamiento menos favorables, como tasas de interés más altas, plazos de devolución más cortos y requerimientos de garantía más estrictos.
En muchos países de América Latina, las cooperativas están sujetas a regulaciones estrictas y requisitos de capital más altos que las empresas tradicionales, especialmente en el caso de las cooperativas financieras. Estas regulaciones pueden limitar su capacidad para captar fondos y ofrecer servicios financieros competitivos, también la falta de un marco regulatorio adecuado y específico para las cooperativas también puede restringir su acceso a financiamiento. En algunos países, las cooperativas son tratadas de la misma manera que las empresas privadas o los bancos, lo que no reconoce sus particularidades y genera barreras de entrada al mercado financiero.
Situación por país
En Argentina, las cooperativas enfrentan dificultades significativas para acceder al financiamiento debido a la alta inflación, las tasas de interés elevadas y la inestabilidad económica. Además, las restricciones cambiarias y la incertidumbre regulatoria aumentan los costos de financiamiento y reducen el acceso al crédito. Las cooperativas agrícolas y de consumo son particularmente afectadas por la falta de acceso a crédito a tasas razonables.
En Bolivia, las cooperativas de ahorro y crédito están bajo la supervisión de la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI), que impone estrictos requisitos de capital y cumplimiento. Las cooperativas rurales y de menor tamaño enfrentan desafíos adicionales para acceder a financiamiento debido a la falta de infraestructura financiera en áreas remotas y la percepción de mayor riesgo por parte de las instituciones financieras.
Aunque Brasil tiene un sector cooperativo robusto, especialmente en áreas como el crédito y la agricultura, el acceso al financiamiento sigue siendo un desafío. Las cooperativas de crédito están bajo estricta supervisión del Banco Central de Brasil, lo que puede dificultar el acceso a liquidez en momentos de crisis. Las tasas de interés relativamente altas y los requisitos de capital para las cooperativas de crédito también limitan su capacidad de financiamiento.
Las cooperativas en Colombia, en particular
las de ahorro y crédito, enfrentan desafíos significativos en términos de
acceso a financiamiento debido a la supervisión de la Superintendencia de
Economía Solidaria y los estrictos requisitos de capital. Las cooperativas más
pequeñas encuentran dificultades para acceder a fondos debido a la falta de
garantías suficientes y la complejidad del entorno regulatorio.
En México, las cooperativas, especialmente
las de ahorro y crédito, enfrentan desafíos significativos debido a la estricta
regulación y los altos costos de cumplimiento impuestos por la Comisión
Nacional Bancaria y de Valores (CNBV). Además, las cooperativas de menor tamaño
suelen tener dificultades para acceder a financiamiento bancario tradicional
debido a la falta de garantías suficientes y la percepción de alto riesgo por
parte de las instituciones financieras.
En Perú, las cooperativas de ahorro y crédito, especialmente las más pequeñas, enfrentan dificultades para cumplir con los requisitos regulatorios impuestos por la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS). Además, el acceso a financiamiento es limitado debido a la falta de instrumentos financieros específicos para cooperativas y la percepción de riesgo asociada a su modelo de negocio.
Competencia con otras entidades financieras
La competencia con otras entidades financieras es un problema significativo para las cooperativas, especialmente las de ahorro y crédito, debido a su estructura única y su enfoque en la misión social, que a menudo las coloca en desventaja frente a bancos y otras instituciones financieras tradicionales. Este problema es más complicado en algunos países de América Latina debido a factores regulatorios, económicos y de percepción, los puntos relevantes son los siguientes:
Los bancos y otras entidades financieras tradicionales suelen tener una mayor capacidad para ofrecer una amplia gama de productos y servicios financieros, incluyendo créditos hipotecarios, préstamos personales, seguros, tarjetas de crédito, inversiones y más. Las cooperativas, especialmente las más pequeñas, a menudo no tienen la misma capacidad de diversificación debido a limitaciones de capital y recursos. También es importante considerar que las entidades financieras tradicionales también tienen acceso a tecnologías avanzadas y a infraestructuras costosas (como plataformas digitales y redes de cajeros automáticos) que les permiten ofrecer una experiencia de cliente más cómoda y eficiente. Esto pone en desventaja a las cooperativas, que muchas veces no pueden invertir tanto en tecnología.
Las grandes entidades financieras tienen economías de escala significativas, lo que les permite reducir costos, ofrecer mejores condiciones de préstamos, e invertir en campañas de marketing más agresivas. Las cooperativas, especialmente las pequeñas, a menudo no tienen el mismo poder de negociación o la capacidad para operar a grandes volúmenes; esta desventaja en tamaño y escala también puede traducirse en menores márgenes de ganancia para las cooperativas y una menor capacidad para invertir en innovación y expansión.
A diferencia de los bancos, las cooperativas no pueden emitir acciones en el mercado de valores para captar capital. Su financiamiento depende principalmente de los aportes de los socios, los depósitos y los préstamos de otras instituciones financieras. Esto puede limitar su capacidad de crecimiento y su respuesta a cambios en el mercado. La falta de acceso al mercado de capitales puede restringir las posibilidades de expansión de las cooperativas y su capacidad para financiar proyectos a gran escala, dejándolas en desventaja frente a los bancos y otras entidades financieras que tienen una mayor flexibilidad para captar recursos.
Las cooperativas pueden ser percibidas como menos sólidas o seguras en comparación con los bancos, especialmente por los clientes que no están familiarizados con su modelo de negocio. Esta percepción se agrava en tiempos de crisis económica, donde los consumidores prefieren instituciones financieras más grandes y reconocidas; esta desconfianza puede limitar la captación de depósitos y la atracción de nuevos clientes, lo que afecta su capacidad para crecer y competir en igualdad de condiciones con otras entidades financieras.
En muchos países, las cooperativas están sujetas a regulaciones diferentes o menos favorables que las de los bancos. Por ejemplo, algunas cooperativas tienen límites en la cantidad de dinero que pueden prestar o en los tipos de servicios que pueden ofrecer, lo que puede hacer que sus productos sean menos competitivos. Las regulaciones bancarias suelen ser diseñadas para entidades con mayor capacidad de gestión de riesgos, lo que hace que los requisitos impuestos a las cooperativas sean, en ocasiones, más difíciles de cumplir. Esto genera costos adicionales y puede limitar la oferta de productos y servicios financieros de las cooperativas.
Muchas cooperativas no tienen los mismos recursos que los bancos para gastar en marketing y promoción. Esto limita su capacidad para aumentar la visibilidad de su marca, captar nuevos clientes y educar al público sobre sus beneficios y diferencias frente a otras instituciones financieras. La falta de una marca reconocida o de una estrategia de marketing sólida puede hacer que las cooperativas sean menos atractivas para los clientes potenciales, especialmente en mercados competitivos.
Situación por país
En
Argentina, las cooperativas de crédito compiten con un sistema financiero
dominado por grandes bancos nacionales e internacionales. Las cooperativas
enfrentan regulaciones estrictas y un entorno macroeconómico inestable con alta
inflación y tasas de interés elevadas, lo que afecta su capacidad para competir
en igualdad de condiciones con los bancos. Además, la crisis económica
recurrente ha llevado a una preferencia por instituciones financieras más
grandes y percibidas como más seguras.
En Brasil, aunque existe un sector
cooperativo financiero robusto, la competencia es intensa debido a la presencia
de grandes bancos que tienen acceso a capitales significativos y pueden ofrecer
una amplia gama de servicios financieros. Las cooperativas están bajo una
estricta regulación del Banco Central de Brasil, lo que puede limitar su
flexibilidad operativa y su capacidad para competir. Además, los bancos grandes
tienen más recursos para invertir en tecnología financiera (fintech) y
servicios digitales.
En Chile, el sistema financiero está dominado por grandes bancos comerciales y compañías de seguros, lo que crea un entorno muy competitivo para las cooperativas, especialmente las de crédito. Las cooperativas enfrentan estrictos requisitos regulatorios y a menudo no tienen la misma visibilidad ni acceso a financiamiento que los bancos. Además, los grandes bancos tienen una amplia red de sucursales y acceso a financiamiento internacional, lo que limita la capacidad de las cooperativas para competir.
En Colombia, las cooperativas de ahorro y crédito deben competir con bancos grandes y microfinancieras que tienen mayor acceso a capital y recursos. Las cooperativas están sujetas a la regulación de la Superintendencia de Economía Solidaria y enfrentan desafíos en cuanto a costos de cumplimiento y limitaciones en su capacidad para expandir su oferta de servicios. La presencia de fintechs y la digitalización del sector financiero también representan un reto competitivo significativo para las cooperativas.
En México, las cooperativas, especialmente
las de ahorro y crédito, enfrentan una fuerte competencia de los bancos
comerciales, las microfinancieras, y las fintechs. Las cooperativas deben
cumplir con requisitos regulatorios estrictos de la Comisión Nacional Bancaria
y de Valores (CNBV), lo que puede ser costoso y limitante para las más
pequeñas. Además, los bancos tienen un mayor acceso a recursos y
financiamiento, y una fuerte presencia en los mercados financieros, lo que pone
en desventaja a las cooperativas.
En
Perú, las cooperativas de ahorro y crédito compiten con bancos comerciales y
microfinancieras que están más presentes en las áreas urbanas y rurales. Las
cooperativas están reguladas por la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP
(SBS), lo que puede resultar en altos costos de cumplimiento y limitaciones
operativas. La competencia se intensifica por la expansión de las fintechs, que
ofrecen productos financieros innovadores y de bajo costo.
Gobernanza y gestión interna
La gobernanza y la gestión interna son problemas actuales para las cooperativas debido a la estructura particular de propiedad y toma de decisiones que las caracteriza. Estas dificultades pueden manifestarse en la falta de liderazgo eficaz, conflictos entre socios, falta de transparencia, y deficiencias en la capacidad de gestión profesional. Estos desafíos son más complicados en ciertos países de América Latina debido a factores culturales, educativos, regulatorios y socioeconómicos, entre los cuales destacan:
Las cooperativas pueden ser vulnerables a conflictos de intereses, especialmente cuando los miembros del consejo de administración son también usuarios de los servicios o productos de la cooperativa. Esto puede llevar a decisiones que benefician a ciertos grupos de socios a expensas del bienestar general de la cooperativa. La falta de mecanismos adecuados para garantizar la transparencia y la rendición de cuentas puede generar desconfianza entre los socios, debilitando la cohesión interna y afectando la capacidad de la cooperativa para actuar en el mejor interés de todos sus miembros.
Las cooperativas pueden tener dificultades para atraer y retener talento en puestos clave de gestión y liderazgo debido a restricciones presupuestarias, falta de reconocimiento profesional, o percepciones negativas sobre el trabajo en el sector cooperativo. La falta de programas de capacitación y desarrollo de liderazgo puede limitar la capacidad de la cooperativa para desarrollar una gobernanza fuerte y una gestión eficaz.
Las cooperativas operan bajo un modelo de toma de decisiones democrático, donde cada socio tiene un voto, independientemente del capital aportado. Aunque esta estructura es fundamental para el modelo cooperativo, puede resultar en procesos de toma de decisiones más lentos y, a veces, ineficientes, especialmente cuando hay muchos socios con intereses diversos o conflictivos. La toma de decisiones consensuada puede generar conflictos internos, dificultades para alcanzar acuerdos y problemas de coordinación, lo que puede afectar la agilidad de respuesta de la cooperativa ante cambios del mercado o situaciones de crisis.
Muchas cooperativas carecen de una planificación estratégica clara y de sistemas efectivos de gestión de riesgos. Esto puede resultar en una falta de dirección a largo plazo, dificultades para adaptarse a cambios en el entorno económico o regulatorio, y una mayor vulnerabilidad a los riesgos financieros, operativos y de mercado. La falta de capacidad para identificar y gestionar riesgos puede poner en peligro la sostenibilidad de la cooperativa y limitar su crecimiento y desarrollo.
Muchas cooperativas enfrentan problemas debido a la falta de gestión profesional. Los miembros del consejo de administración y los gerentes a menudo son elegidos por los socios por motivos de confianza o representatividad, más que por experiencia o competencia técnica en gestión empresarial. La falta de habilidades gerenciales puede llevar a decisiones estratégicas inadecuadas, ineficiencia operativa y dificultades para implementar innovaciones o adaptarse a nuevos desafíos del mercado.
Muchas cooperativas enfrentan problemas debido a la falta de gestión profesional. Los miembros del consejo de administración y los gerentes a menudo son elegidos por los socios por motivos de confianza o representatividad, más que por experiencia o competencia técnica en gestión empresarial. La falta de habilidades gerenciales puede llevar a decisiones estratégicas inadecuadas, ineficiencia operativa y dificultades para implementar innovaciones o adaptarse a nuevos desafíos del mercado.Las cooperativas pueden enfrentar desafíos debido a la alta rotación en los órganos de gobierno (como el consejo de administración), lo que puede afectar la continuidad y la implementación de políticas a largo plazo. La falta de participación activa de los socios en los procesos de gobernanza también puede llevar a la falta de representatividad y a la toma de decisiones por un grupo reducido. Este problema es particularmente grave cuando hay baja participación de los socios en las asambleas generales y procesos de votación, lo que puede resultar en la captura del poder por parte de un pequeño grupo de personas, reduciendo la democracia interna.
Situación por país
En
Bolivia, las cooperativas, especialmente las mineras y agrícolas, enfrentan
serios desafíos de gobernanza debido a conflictos internos, baja participación
de los socios y una gobernanza ineficaz. En las cooperativas mineras, en
particular, existen problemas relacionados con la corrupción, la falta de
transparencia y conflictos de intereses, lo que dificulta una gestión adecuada
y sostenible.
En Colombia, las cooperativas enfrentan
problemas de gobernanza relacionados con la falta de profesionalización de los
directivos, la falta de transparencia y la debilidad en la rendición de
cuentas. Muchas cooperativas también enfrentan conflictos internos y desafíos
en la participación activa de los socios, lo que puede afectar la cohesión
interna y la capacidad para tomar decisiones estratégicas efectivas.
En
Ecuador, muchas cooperativas, especialmente las de ahorro y crédito, enfrentan
problemas de gobernanza debido a una débil supervisión y falta de
profesionalización en la gestión. La falta de transparencia, los conflictos de
intereses, y la baja participación de los socios en los procesos de decisión
son comunes. Además, el sector cooperativo en Ecuador ha experimentado casos de
mala gestión que han llevado a intervenciones regulatorias.
En México, las cooperativas enfrentan
desafíos de gobernanza debido a la falta de profesionalización en la gestión,
conflictos internos y una débil cultura de rendición de cuentas. La regulación
impuesta por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) busca mejorar la
gobernanza, pero puede ser costosa y difícil de cumplir para muchas
cooperativas, especialmente las más pequeñas.
En
Paraguay, las cooperativas de ahorro y crédito enfrentan desafíos
significativos de gobernanza debido a conflictos internos, falta de
transparencia y baja profesionalización de los líderes. Las cooperativas
pequeñas y medianas suelen carecer de estructuras de gobernanza robustas y
efectivas, lo que genera problemas de sostenibilidad y gestión.
En Perú, las cooperativas de ahorro y
crédito a menudo enfrentan problemas de gobernanza interna debido a la falta de
claridad en los roles y responsabilidades de los directivos, la ausencia de
procesos de rendición de cuentas efectivos y la falta de formación en gestión
cooperativa. Además, la baja participación de los socios en los procesos de
toma de decisiones puede llevar a una concentración de poder en manos de pocos
individuos.
Educación cooperativa, financiera y participación de los socios
La educación financiera y la participación de los socios son problemas significativos para las cooperativas, ya que la falta de conocimiento financiero y la escasa participación de los socios pueden limitar su efectividad, su capacidad de crecimiento y su sostenibilidad a largo plazo. Estos desafíos son más complejos en ciertos países de América Latina debido a factores culturales, niveles educativos, desigualdad socioeconómica y falta de apoyo institucional, destacan las siguientes:
En muchos casos, los socios no están
completamente comprometidos con los principios cooperativos de cooperación,
solidaridad y ayuda mutua. Esto puede deberse a una falta de educación sobre el
modelo cooperativo y sus beneficios, o a diferencias culturales y sociales que
dificultan la creación de un sentido de comunidad y responsabilidad compartida;
esta debilidad en la cultura cooperativa puede llevar a una falta de apoyo
mutuo entre los socios y a dificultades en la implementación de estrategias
colectivas para enfrentar desafíos financieros o económicos.
En algunos casos, los socios no
participan activamente porque perciben que sus opiniones no son valoradas o que
su participación no tendrá un impacto real en las decisiones de la cooperativa.
Esta desconfianza puede ser agravada por problemas de transparencia y falta de
rendición de cuentas en la gestión de la cooperativa. La falta de incentivos claros para participar
también puede llevar a una apatía generalizada, afectando la vitalidad y el
dinamismo de la cooperativa.
Las cooperativas se basan en la
participación activa de sus socios en la gobernanza y la toma de decisiones.
Sin embargo, en muchas cooperativas, la participación de los socios es baja,
especialmente en asambleas generales y procesos electorales. Esto puede llevar
a que un pequeño grupo de individuos controle las decisiones, reduciendo la
representación democrática y el sentido de pertenencia entre los miembros. La falta de participación también puede
generar conflictos internos y afectar la cohesión de la cooperativa, así como
limitar su capacidad para responder de manera eficaz a los cambios en el
entorno económico o las necesidades de sus socios.
Muchos socios de cooperativas carecen de
conocimientos financieros básicos, lo que dificulta su capacidad para tomar
decisiones informadas sobre el uso de los servicios financieros que ofrecen las
cooperativas. Esta falta de educación financiera puede llevar a malos hábitos
de ahorro y endeudamiento, lo que a su vez afecta la estabilidad financiera de
las cooperativas; sin educación financiera adecuada, los socios pueden no
comprender completamente los beneficios y responsabilidades de ser parte de una
cooperativa, lo que puede generar desconfianza, desinterés o falta de
compromiso con la organización.
Muchas cooperativas carecen de recursos y capacidad para implementar programas efectivos de educación financiera y capacitación para sus socios. Sin una capacitación adecuada, los socios no desarrollan las habilidades necesarias para gestionar su participación en la cooperativa de manera efectiva; además, las cooperativas a menudo enfrentan desafíos para comunicar de manera clara y efectiva la información relevante a sus socios, lo que puede generar desinformación, malentendidos y falta de compromiso.
En
muchos casos, los programas de educación financiera no llegan a todos los
socios, especialmente a aquellos en áreas rurales o a los menos favorecidos
socioeconómicamente. Esto puede deberse a limitaciones logísticas, falta de
recursos o barreras culturales y lingüísticas.
La falta de educación coopertiva yt financiera inclusiva afecta la equidad dentro de
la cooperativa, ya que algunos socios pueden estar mejor equipados para
aprovechar los servicios y beneficios de la cooperativa que otros.
Situación por país
En
Bolivia, muchas cooperativas enfrentan desafíos en la educación financiera
debido a los bajos niveles de alfabetización financiera en la población en
general. Además, existe una falta de programas efectivos de capacitación y
educación para los socios, lo que afecta la participación activa en la
gobernanza y la toma de decisiones. Las cooperativas, especialmente las
rurales, tienen dificultades para llegar a los socios debido a barreras
geográficas, lingüísticas y culturales.
En
Guatemala, las cooperativas, especialmente en áreas rurales y comunidades
indígenas, enfrentan desafíos debido a la baja alfabetización financiera y la
falta de programas de capacitación efectivos. Las barreras lingüísticas y
culturales también dificultan la participación de los socios en la gobernanza y
los procesos de toma de decisiones. Además, la falta de una cultura de
cooperación sólida puede limitar el compromiso de los socios con la
cooperativa.
En
Honduras, las cooperativas enfrentan problemas significativos relacionados con
la falta de educación financiera entre los socios y la baja participación en la
gobernanza. La pobreza generalizada, los bajos niveles de educación formal y la
falta de acceso a información financiera son barreras importantes para la
participación efectiva de los socios en las cooperativas. Además, la falta de
confianza en las instituciones financieras puede afectar la percepción y el
compromiso con las cooperativas.
En
México, la educación financiera y la participación de los socios en las
cooperativas son desafíos significativos, especialmente en las cooperativas de
ahorro y crédito. Aunque existen programas de educación financiera, su alcance
es limitado y no siempre llegan a los segmentos de la población más vulnerables
o rurales. La baja participación en las asambleas y procesos de decisión es
común, y las cooperativas a menudo tienen dificultades para motivar a los
socios a involucrarse activamente.
En
Paraguay, las cooperativas enfrentan desafíos significativos para fomentar la
participación de los socios y mejorar la educación financiera. La baja
participación en las asambleas y procesos electorales es común, y muchas
cooperativas carecen de recursos para implementar programas de educación
financiera adecuados. Además, existe una percepción de que las cooperativas
están controladas por un pequeño grupo de personas, lo que desalienta la
participación activa de otros socios.
En Perú, muchas cooperativas enfrentan problemas con la participación de
los socios y la educación financiera, especialmente en las zonas rurales y
menos desarrolladas. La baja alfabetización financiera y la falta de acceso a
programas de capacitación adecuados limitan la capacidad de los socios para
aprovechar plenamente los servicios de las cooperativas. Además, la baja
participación en los procesos de toma de decisiones afecta la gobernanza y la
cohesión interna.
Riesgo de crédito y morosidad
El riesgo de crédito y la morosidad son problemas significativos para las cooperativas, especialmente las de ahorro y crédito, debido a su enfoque en prestar a segmentos de la población que a menudo no tienen acceso a la banca tradicional. Estos problemas afectan la sostenibilidad financiera de las cooperativas y su capacidad para cumplir con sus obligaciones, generar crecimiento y mantener la confianza de sus socios. En algunos países de América Latina, estos problemas son más complejos debido a factores económicos, regulatorios y sociales.
Destacan:
Las cooperativas suelen prestar a segmentos de la población que los bancos tradicionales consideran de alto riesgo, como pequeños agricultores, microempresarios, trabajadores informales o personas con historial crediticio limitado. Aunque esto es parte de su misión social, también aumenta su exposición al riesgo de crédito, ya que estos prestatarios a menudo enfrentan mayores desafíos económicos y son más vulnerables a los shocks financieros, también la falta de garantías adecuadas y de historial crediticio confiable hace que las cooperativas tengan menos información para evaluar adecuadamente el riesgo de crédito de sus clientes, lo que puede resultar en decisiones de préstamo inadecuadas.
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Las cooperativas operan en entornos económicos a menudo volátiles, donde los cambios en las condiciones económicas (como la inflación, el desempleo o las crisis económicas) pueden afectar la capacidad de pago de los prestatarios. Por ejemplo, un aumento en el desempleo o una caída en los precios de productos agrícolas puede afectar significativamente los ingresos de los socios y su capacidad para cumplir con sus obligaciones crediticias. En contextos de alta inflación, devaluación de la moneda o crisis económicas, la morosidad puede aumentar rápidamente, afectando la liquidez y la estabilidad financiera de las cooperativas.
Muchas cooperativas tienen carteras de crédito poco diversificadas, concentradas en ciertos tipos de préstamos (como préstamos agrícolas o de consumo) o en grupos específicos de prestatarios. Esta falta de diversificación aumenta su exposición al riesgo de crédito, ya que cualquier problema que afecte a un segmento específico (como una mala cosecha o una recesión económica) puede resultar en un aumento significativo de la morosidad. La falta de diversificación también puede dificultar la capacidad de las cooperativas para absorber pérdidas y mantener la estabilidad financiera en tiempos de crisis.
Muchas cooperativas, especialmente las pequeñas, carecen de herramientas avanzadas de evaluación de riesgo crediticio y de personal capacitado en gestión de riesgos. Esto limita su capacidad para evaluar adecuadamente la solvencia de los prestatarios, establecer políticas de crédito apropiadas, y gestionar la morosidad de manera efectiva. Sin sistemas eficaces de evaluación y gestión de riesgos, las cooperativas pueden conceder préstamos a clientes que tienen una baja capacidad de pago, lo que aumenta la probabilidad de morosidad y pérdidas crediticias.
En algunos países, las cooperativas no están sujetas a la misma supervisión y regulación rigurosa que las instituciones financieras tradicionales. Esto puede llevar a prácticas crediticias menos prudentes, falta de transparencia, y debilidad en la gestión de riesgos. La falta de una regulación adecuada puede hacer que las cooperativas tomen más riesgos en sus actividades crediticias sin contar con las reservas necesarias para cubrir pérdidas potenciales. La supervisión insuficiente puede resultar en la falta de disciplina en la concesión de préstamos y en la gestión de la morosidad, lo que a su vez puede conducir a problemas financieros graves.
Eventos como la pandemia de COVID-19 y
desastres naturales (terremotos, huracanes, sequías) han tenido un impacto
negativo en las economías de muchos países de América Latina. Estos eventos
afectan la capacidad de los socios para pagar sus préstamos, aumentando la morosidad.
Las cooperativas, que a menudo operan en áreas rurales o comunidades
vulnerables, son especialmente sensibles a estos eventos. La falta de mecanismos de recuperación ante
desastres y seguros adecuados también puede aumentar la exposición al riesgo de
crédito en tiempos de crisis.
Situación por país
En
Argentina, las cooperativas enfrentan altos niveles de riesgo de crédito y
morosidad debido a la inflación persistente, la inestabilidad económica, y la
devaluación del peso. Estos factores afectan la capacidad de los prestatarios
para cumplir con sus obligaciones crediticias, especialmente en el caso de
préstamos denominados en moneda extranjera. Además, las políticas cambiantes y
la alta inflación afectan la predictibilidad y el manejo del riesgo financiero.
En
Ecuador, las cooperativas enfrentan desafíos significativos de riesgo de
crédito y morosidad, especialmente en zonas rurales y en el sector agrícola. La
falta de acceso a mercados, cambios en los precios de los productos agrícolas,
y desastres naturales como terremotos y fenómenos climáticos afectan la
capacidad de pago de los prestatarios. Además, las cooperativas pequeñas y
medianas tienen dificultades para implementar sistemas efectivos de gestión de
riesgos.
En
El Salvador, las cooperativas de ahorro y crédito enfrentan un entorno
desafiante debido a la inseguridad económica, el alto desempleo, y la
violencia. La morosidad es un problema importante, especialmente en las
cooperativas que atienden a sectores más vulnerables de la población. La falta
de acceso a herramientas de evaluación de riesgo crediticio y el impacto de las
remesas fluctuantes también complican la gestión del riesgo de crédito.
En
Honduras, la morosidad es un problema importante debido a la pobreza
generalizada, el desempleo alto y la informalidad del mercado laboral. Muchas
cooperativas enfrentan dificultades para cobrar préstamos debido a la falta de
garantías y a la falta de historial crediticio formal de los prestatarios. La
inseguridad económica y los desastres naturales frecuentes también contribuyen
a altos niveles de morosidad.
En Nicaragua, las cooperativas enfrentan altos niveles de riesgo de
crédito debido a la inestabilidad económica y política, la falta de regulación
y supervisión adecuada, y la vulnerabilidad a eventos externos como sanciones
económicas y desastres naturales. La morosidad es un problema grave,
especialmente en las cooperativas rurales, donde los prestatarios son más
vulnerables a los cambios económicos.
En Perú,
las cooperativas, especialmente las de ahorro y crédito en áreas rurales,
enfrentan problemas de morosidad debido a factores como la falta de
diversificación de la cartera de crédito, el impacto de desastres naturales, y
la volatilidad de los ingresos en el sector agrícola. La baja capacidad para
evaluar riesgos y la falta de herramientas tecnológicas también agravan estos
problemas.
En Venezuela, la hiperinflación, la crisis económica prolongada, y la devaluación de la moneda han creado un entorno extremadamente difícil para las cooperativas. La morosidad es muy alta debido a la pérdida del poder adquisitivo, el desempleo generalizado, y la falta de acceso a ingresos estables. La situación económica ha hecho que sea casi imposible para muchos prestatarios pagar sus deudas.
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A pesar de estos desafíos, debemos tener plena confianza tanto en la fortaleza como en la resiliencia de las cooperativas. Los problemas que enfrentamos hoy son también oportunidades para evolucionar, innovar y fortalecer las cooperativas y de esta manera construir el cooperativismo del siglo XXI lo que impactará en construir una sociedad más justa y fraternal.
Tanto dirigentes como colaboradores de las cooperativas, deben tener una visión clara y un compromiso firme con los principios cooperativos; los cooperativistas podemos superar cualquier obstáculo y continuar siendo un pilar esencial para el bienestar de nuestras comunidades.
Los invitamos a reflexionar sobre estos desafíos y trabajar juntos en soluciones creativas e inclusivas que nos permitan seguir avanzando. Las cooperativas de ahorro y préstamo han demostrado ser resilientes a lo largo del tiempo, y estoy convencido de que con la cooperación de todos, seguiremos adelante con éxito.
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