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Equipos autogestionados en las cooperativas: Características y complejidades del concepto

En un mundo donde la colaboración y la adaptabilidad son fundamentales, los equipos autogestionados emergen como una alternativa efectiva y sostenible para gestionar las organizaciones cooperativas. Este enfoque promueve la autonomía, la corresponsabilidad y la cohesión, valores intrínsecamente alineados con los principios cooperativos.

¿Qué es un equipo autogestionado?

Un equipo autogestionado es un grupo de trabajo autónomo que toma decisiones de manera colectiva, sin la necesidad de supervisión directa. En este modelo, cada miembro del equipo asume la responsabilidad tanto de su propio trabajo como del desempeño del equipo en su conjunto. Este sistema fomenta la igualdad, la participación activa y la responsabilidad compartida, valores esenciales para las cooperativas.

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La autonomía no implica ausencia de estructura, sino un marco donde las decisiones se toman de forma consensuada y los roles son dinámicos, basados en las habilidades y necesidades del equipo. Esto requiere un alto grado de compromiso y madurez por parte de los miembros, quienes deben gestionar conflictos, establecer prioridades y cumplir metas comunes.

Características de un equipo autogestionado

Para comprender la naturaleza de los equipos autogestionados, es útil examinar las seis características de un equipo real:

Los equipos autogestionados suelen ser pequeños para facilitar la comunicación y la toma de decisiones colectivas. Esto permite que cada miembro se sienta valorado y participe activamente en los procesos del equipo.

La diversidad de competencias es fundamental. Cada miembro contribuye con sus fortalezas individuales, enriqueciendo al equipo y asegurando que pueda abordar retos desde múltiples perspectivas.

Los equipos autogestionados no son un simple conjunto de individuos. Comparten una visión y un propósito claros que guían sus acciones y decisiones. En el contexto cooperativo, este propósito suele estar alineado con los valores de sostenibilidad y equidad.

Más allá del propósito general, los equipos necesitan metas específicas, medibles y alcanzables que sirvan como referencia para evaluar su progreso.

La coordinación y la alineación en los métodos de trabajo son esenciales. Esto incluye la definición de procesos, la asignación de roles y la gestión del tiempo.

La autogestión exige que todos los miembros asuman la responsabilidad tanto del éxito como de los fracasos del equipo. Esto fomenta la cohesión y fortalece los lazos de confianza.


Complejidades y desafíos en los equipos autogestionados

Implementar un modelo autogestionado en una cooperativa no está exento de desafíos. Algunas de las principales complejidades incluyen:

Sin supervisión directa, la confianza entre los miembros es vital. Los equipos deben establecer canales de comunicación efectivos y transparentes para coordinarse y resolver conflictos.

Alcanzar consensos puede ser un proceso lento y, en ocasiones, desgastante. Esto requiere habilidades de negociación y disposición para ceder en beneficio del colectivo.

La flexibilidad es esencial, ya que los roles pueden cambiar según las necesidades del equipo. Esto puede ser un reto para quienes están acostumbrados a estructuras jerárquicas tradicionales.

Los miembros deben desarrollar competencias tanto técnicas como interpersonales para gestionar el trabajo y las relaciones dentro del equipo.

Sin supervisores, los equipos deben establecer mecanismos internos para evaluar su desempeño y proporcionar retroalimentación constructiva.

Equipos autogestionados y los principios cooperativos


Las cooperativas, por su naturaleza democrática y participativa, son un terreno fértil para los equipos autogestionados. Este enfoque no solo refuerza los principios de igualdad y responsabilidad compartida, sino que también promueve la sostenibilidad y la innovación al empoderar a los miembros para ser agentes activos del cambio.

Además, los equipos autogestionados pueden fortalecer la cohesión interna, ya que fomentan el sentido de pertenencia y el compromiso mutuo, esenciales para enfrentar los desafíos en un entorno competitivo y dinámico.

Los equipos autogestionados representan un modelo transformador que puede potenciar las capacidades de las cooperativas al alinearse con sus valores fundamentales. Sin embargo, su implementación requiere un cambio cultural y un compromiso firme con la capacitación y el aprendizaje continuo. Al abrazar esta forma de trabajo, las cooperativas no solo mejoran su desempeño, sino que también refuerzan su identidad como organizaciones basadas en la colaboración y la equidad.

Recomendaciones para integrar equipos autogestionados en una Cooperativa

Adoptar equipos autogestionados en una cooperativa es una apuesta por la participación activa, la corresponsabilidad y la sostenibilidad. Sin embargo, para lograr su integración exitosa, es necesario seguir un enfoque estructurado que permita superar los desafíos inherentes a este modelo. A continuación, se presentan recomendaciones prácticas:



El primer paso es definir y comunicar un propósito común que inspire y motive a los miembros del equipo. Este propósito debe alinearse con los valores y objetivos estratégicos de la cooperativa.

  • Recomendación: Organizar sesiones de planificación participativa para que todos los miembros contribuyan a la definición del propósito y lo hagan suyo.

La autogestión requiere un alto nivel de confianza entre los miembros del equipo. Para desarrollarla, es fundamental crear un entorno seguro donde las personas puedan expresar sus ideas y preocupaciones sin temor a represalias.

  • Recomendación: Implementar actividades de team building y dinámicas que fortalezcan las relaciones interpersonales. Además, establecer normas de respeto y comunicación asertiva.

Un equipo autogestionado debe contar con una diversidad de habilidades para abordar diferentes tareas y desafíos. La formación continua es clave para lograrlo.

  • Recomendación: Ofrecer talleres, capacitaciones y oportunidades de aprendizaje en áreas técnicas, habilidades blandas y resolución de conflictos. También es útil realizar un mapeo de habilidades para identificar fortalezas y áreas de mejora dentro del equipo.

Aunque los equipos autogestionados no tienen jerarquías tradicionales, es importante que cada miembro tenga claro cómo contribuir al objetivo común. Los roles deben ser dinámicos y adaptarse según las necesidades.

  • Recomendación: Utilizar herramientas como la matriz RACI (Responsable, Aprobador, Consultado, Informado) para definir responsabilidades y asegurar la claridad en la distribución de tareas.


La toma de decisiones colectiva puede ser un desafío si no se cuenta con un proceso estructurado. La falta de claridad puede generar confusión y retrasos.

  • Recomendación: Implementar metodologías como el consenso, la democracia participativa o la toma de decisiones por consentimiento. Asegurarse de que todos los miembros comprendan y acepten el proceso.


Sin supervisión directa, los equipos deben ser capaces de evaluarse y ajustarse de manera autónoma. Esto requiere establecer un sistema sólido de retroalimentación.

  • Recomendación: Programar reuniones periódicas para evaluar el progreso, resolver problemas y ajustar estrategias. Fomentar una cultura donde la retroalimentación sea constructiva y orientada a soluciones.


La autogestión requiere herramientas que faciliten la colaboración, la planificación y el seguimiento del trabajo.

  • Recomendación: Utilizar plataformas como Trello, Asana o Slack para gestionar tareas y mantener una comunicación fluida. Asegurarse de que todos los miembros estén capacitados para usar estas herramientas.


La transparencia es esencial para que los equipos puedan tomar decisiones informadas y gestionar sus tareas con eficacia.

  • Recomendación: Crear canales accesibles donde los miembros puedan consultar información relevante, como presupuestos, objetivos y resultados. Esto refuerza la confianza y el sentido de pertenencia.


Introducir la autogestión puede ser más manejable si se implementa primero en un proyecto específico antes de extenderla a toda la organización.

  • Recomendación: Seleccionar un equipo o área para experimentar con el modelo autogestionado. Evaluar los resultados, aprender de los errores y ajustar el enfoque antes de ampliarlo.


La implementación de equipos autogestionados representa un cambio cultural importante. Es esencial acompañar a los equipos durante este proceso.

  • Recomendación: Contar con facilitadores o consultores expertos en autogestión que puedan guiar y capacitar a los miembros durante la transición. Además, ofrecer espacios de reflexión para abordar inquietudes y resistencias.

 

Integrar equipos autogestionados en una cooperativa requiere un compromiso conjunto y una estrategia bien estructurada. Al implementar estas recomendaciones, las cooperativas pueden fomentar la autonomía, el compromiso y la corresponsabilidad entre sus miembros, fortaleciendo su capacidad para alcanzar objetivos comunes y vivir plenamente los valores cooperativos. Este enfoque no solo mejora la eficiencia operativa, sino que también refuerza el sentido de comunidad y pertenencia, pilares fundamentales del éxito cooperativo.

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